Islam Makhachev impresiona a una leyenda del MMA
El triunfo de Islam Makhachev en UFC 322 no pasó desapercibido. De hecho, llamó la atención de uno de los mejores luchadores de todos los tiempos, quien no dudó en alabar su actuación.
Makhachev decidió dar un paso audaz: dejó vacante su título de peso ligero después de cuatro defensas exitosas para enfrentarse a Jack Della Maddalena por el cinturón de peso wélter. Maddalena, por su parte, había conseguido el campeonato en una sorpresa mayúscula contra Belal Muhammad el pasado mes de mayo. Cuando se encontraron en el octágono del Madison Square Garden de Nueva York, Makhachev (28-1) llegaba con una racha de 15 victorias consecutivas, mientras que Maddalena (18-3) acumulaba 18 triunfos seguidos.
Una demostración de control absoluto
Lo que siguió fue una clase magistral. Makhachev dominó a Maddalena en el suelo durante los cinco asaltos, llevándose una victoria por decisión unánime que dejó pocas dudas sobre su superioridad. Fue una actuación tan contundente que incluso Fedor Emelianenko, «El Último Emperador», se mostró impresionado.
Emelianenko destacó especialmente la capacidad de Makhachev para anular cualquier amenaza proveniente de su rival. En sus palabras, parecía que el australiano «no quería estar dentro del octágono» con Makhachev. La leyenda rusa le atribuye a Islam el mérito de haber hecho que Maddalena se viera «completamente indefenso».
«No tenía nada que ofrecer»
En una entrevista reciente, Emelianenko fue aún más claro: «Lo que más me gustó fue que Islam hizo parecer que su oponente ni siquiera quería pelear». Y añadió: «No tenía nada que ofrecer. Islam tenía el control total. Se sentía como si su rival estuviera impotente en las posiciones que Islam creaba. Realmente parecía que no quería pelear. Bueno, simplemente no podía y no tenía voluntad. Y, por supuesto, todo el crédito para Islam por eso».
En fin, cuando una leyenda como Fedor Emelianenko habla, vale la pena escuchar. Y en este caso, su mensaje es claro: la actuación de Makhachev en UFC 322 fue algo especial, una demostración de dominio que dejó a uno de los grandes del deporte sin palabras… o más bien, con muchas palabras de elogio.
